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ME GRADUÉ Y AHORA QUÉ

Actualizado: 2 ago 2022



"De la cultura de queja a la cultura de acción"


Comenzamos nuestra jornada académica en la primaria, luego la secundaria un poco más difícil y en bachillerato ni se diga. Todas estas etapas fueron complicadas en su momento, pero evidentemente, logramos superarlas. Crecer y aprender, es parte de la vida. Sin embargo, aquí también pueden surgir nuestras primeras frustraciones y cuestionamientos. Tal vez, de todas las cosas que aprendimos en el colegio son poquísimas las que realmente vamos a usar en nuestras vidas. Por lo que nos hace pensar que todas esas horas realizando las largas tareas de física, química o hasta literatura fueron en vano. No sé, es relativo.


Pero llega un momento en donde esas etapas se terminan, pues comienza una nueva aventura: la universidad. Es ahora que comienza la vida de verdad, la vida de adulto, la vida profesional. Todo cambia en cuestión de meses. Las decisiones que tomamos ahora nos llevarán a caminos que marcarán nuestro futuro para siempre. Los amigos, dejaron de ser solamente los cómplices para las travesuras en clases y se convierten en nuestros futuros colegas de trabajo, jefes e incluso los "contactos". Los profesores ahora son nuestras guías y las personas que nos enseñan hacer mejor aquello que nos apasiona. Las herramientas que ellos nos dan son las que aplicaremos en un trabajo real. Es decir, vemos la vida con otros ojos. Todas las cosas tienen otro significado porque ahora tenemos otra percepción de quién queremos ser. De eso se trata la educación: potenciar nuestras habilidades y, de cierta forma, ayudarnos a encontrar el camino que debemos seguir.



Es difícil de entender, muchos pasan años dentro de la universidad y todavía no encuentran ese propósito, ese camino. Es necesario entender que lo que pasa dentro de un salón de clases no es un mundo distante ni una realidad paralela. Lo que sucede ahí dentro puede ser el primer paso para un gran proyecto de vida. Porque es ahí donde comenzamos a marcar el camino a seguir, donde empezamos a mostrar el profesional que queremos ser. Sólo depende de uno mismo. Puede ser difícil y dar miedo pero no hay otra opción que enfrentarlo.


Nadie ha logrado grandes cosas sentado en un sofá

El primer paso para lograr eso, es ser auténtico. Es necesario descubrirnos, saber que nos apasiona, saber lo que queremos, fijar una meta a donde queremos llegar y siempre visualizarse allí. Para descubrir todo esto, el psicólogo Bernardo Peña nos dice: “Uno se encuentra en el movimiento, haciendo, experimentando cosas nuevas porque parado sin hacer nada no te va a llegar ni la motivación ni nada”. Una persona sin sueños es una persona muerta en vida. Los sueños son lo más individual, único, personal y valioso que cada uno de nosotros tenemos. Ellos son los que nos motivan a sacar lo mejor de nosotros para hacer todo lo que nos propongamos. Son lo que nos dan la resiliencia para seguir en esos momentos difíciles y nos dan la fuerza para enfrentar todo lo que se venga. Todos tenemos un sueño por vivir, una causa por luchar, un propósito por cumplir, es solo cuestión de descubrirlo. Como también lo dice el Psic. Peña: “Si no tienes un proyecto de vida, no estás viviendo tu vida, sino que te estas dejando vivir. Toma las riendas de tu propio camino”. Por eso es importante ser originales, auténticos, diferentes. No tener miedo de ser YO en su máxima expresión.


"Sueña grande. Pero que tu esfuerzo sea aún más grande."

El siguiente paso sumamente importante, es no dejar perder oportunidades. El sol brilla para todos por igual. La diferencia es que algunos lo aprovechan y otros lo dejan pasar. Seamos aquellos que aprovechan al máximo todas las oportunidades que nos presente la vida. Ya sea fuera o dentro de la universidad. Salgamos de nuestra zona de confort, aceptemos retos nuevos, desafiemos a nuestros miedos. No dejemos pasar ni la más pequeña oportunidad de mostrar lo mejor de nosotros. Comenzando por todo lo que hacemos dentro de clases. Nuestros trabajos y proyectos son nuestra primera carta de presentación de cómo somos. La calidad del producto que presentamos es la calidad de vida que apuntamos.


La gente "más o menos"

Existen los millennials, los centennials y los "más o menos". Dejemos de ser el tipo de gente “más o menos”. ¿Cómo estas? Más o menos. ¿Cómo te va en la U? Más o menos. ¿Y en el trabajo? mmmm más o menos también. Paremos de declarar palabras de derrota para nuestra vida, no nos conformemos con algo más o menos. ¿O acaso queremos una vida más o menos para nosotros? ¿Un salario más o menos? ¿Un amor más o menos? ¡Por supuesto que no! Nadie quiere eso, sin embargo, el mundo está lleno de gente tibia. Y los tibios no llegan a ningún lado. Entonces pensemos como triunfadores, hablemos y actuemos como vencedores. Lánzate al ruedo sin miedo. Y si tienes miedo, hazlo con miedo, pero hazlo. Ya lo decía el papá de Luismi: "Nadie nunca se ha arrepentido de ser valiente".


He usado esta metáfora para apuntar un problema real en nuestra sociedad que es el conformismo y la mediocridad. Y eso, puede costar muy caro en la vida real. Porque los jóvenes "más o menos", serán los futuros profesionales "más o menos", que se convertirán en padres "más o menos" y a su vez formarán hijos "más o menos". Te enfermas y entonces vas al médico, pero ese médico también es "más o menos", porque tuvo una formación "más o menos", porque era un estudiante "más o menos", que a la vez, te atendió "más o menos". ¿Y te curó? mmm sí ahí más o menos. ¿Entienden a dónde va todo esto? ¿Vale la pena ser una persona más o menos?


Pero el joven, no esta solo en este mundo ni es un ser individual y totalmente independiente. En realidad, nadie lo es. Al igual que todos, el también es parte de una sociedad y conforma una familia sumado a un grupo social de amigos, los cuales sugieren conductas que tienen una fuerte relación con el desarrollo de una persona. La psicóloga Lorena Cuadrado opina: “Es necesario tener en cuenta que también hay factores externos que contribuyen de manera positiva o negativa en la vida de estos jóvenes. Por ejemplo: el patrón genético heredado de los padres; condiciones mundiales, sociales, económicas, como también el entorno familiar, sus influencias y comportamientos que se repiten”.


La generación del ego y las quejas

La Doctora en Sociología Martha Rizzo nos cuenta que estamos viviendo tiempos pos-modernos, en una sociedad totalmente individualista, con el ego demasiado alto, donde los vínculos humanos son más frágiles. Mientras tanto el psicólogo Bernardo Peña complementa: “Estamos en una sociedad muy superficial, con los valores invertidos. La felicidad no es un fin, debe ser el medio. No a través de la diversión, sino de la derivación del cumplimiento de metas.” Adicional a eso, la Dra. Rizzo considera necesario una política de estado: “Donde el joven tenga derecho a un acceso cultural para una sensibilidad estética, es decir, acercamiento a una disciplina artística, deportiva, o cualquier actividad en la naturaleza que le gusta. Eso le va ayudar a tener un pensamiento crítico, a conocerse mejor a sí mismos y descubrir esa causa que les apasiona.” Pero cabe recalcar, que todos tenemos nuestro propio tiempo y debemos seguir nuestro ritmo. No forzarlo ni compararlo con nadie. Incluso, si todavía no te sientes preparado, es mejor esperar. Así concluye el Psic. Peña: “Si todavía no sabes lo que quieres, mejor espera, haz otra cosa, trabaja y vuelve cuando estés listo. Pero no gastes tiempo ni dinero".


No busquemos excusas ni escudos para quedarnos estancados en la comodidad. Menos reclamaciones por lo que no tenemos y más acciones por las oportunidades que sí tenemos. Como lo afirma el Psic. Peña: “de la cultura de queja a la cultura de acción”, y esto comienza en casa con los papás. “Padres inculquen espíritu soñador, triunfador, emprendedor, formen hijos que quieran dejar su huella en el mundo. Sus hijos replican sus actitudes, ¿Cómo quieren que sus hijos se superen si ustedes tienen una mente pesimista?” Así nos menciona la psicóloga Lorena Cuadrado, que también dijo: “Apoyen a sus hijos. No tengan vergüenza de que sus hijos prefieran arte en lugar de medicina, por ejemplo”. Por otro lado, la Dra. Rizzo complementa: “Los padres deben ser asesores de sus hijos, no imponer nada, sino simplemente ayudarlos a encontrar su propio camino.”



El momento es ahora, el momento de luchar por lo que queremos es ahora, el momento de prepararnos y estudiar, el futuro se lo prepara ahora. Invito a todos los jóvenes que dejemos de ser pasivos, jóvenes más o menos, bañados en mediocridad y conformidad. Que hagamos las cosas porque nos apasiona y nos nace hacerlo, no por dinero ni por ganar puntos extras con el profesor. De manera personal, les puedo compartir que para mí es indescriptible la sensación de formar parte de un medio de comunicación aun siendo estudiante, la emoción de ver un texto propio publicado en algún medio, o de ver la difusión de mis reportajes y las entrevistas. Asimismo, cada uno en su rama profesional puede encontrar lo que le satisface y llene su interior. Dejemos de intentar la utopía de cambiar el mundo si no podemos cambiar ni nuestro presente, superándonos cada día. Por eso, debemos aprovechar las oportunidades que nos ofrecen para mostrar de lo que estamos hechos… para llegar a aquel lugar que tanto queremos. ¿Y si las cosas no salen como lo planificado? Pues nos levantamos, empezamos desde cero y lo intentamos de nuevo. Seamos valientes para defender lo nuestro. Porque al final, cada uno es responsable de escribir su propia historia.


 


Este reportaje también fue adaptado para ser publicado en el Diario El Telégrafo el jueves 13 de Abril del 2018:




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